lunes, 11 de julio de 2011

Paréntesis necesario: Flores para Facundo


Cada vez que me acuesto, los pensamientos empiezan a tomar fuerza dentro de mi cabeza. La mayoría de las veces consigo domarlos, pero cuando son muy fuertes, empiezo a sentir que el hecho de no escribirlos me está metiendo minuto a minuto  en una cuenta sin fondo de deudas.
Es que siempre pasan por mi cabeza queriendo, buscando el protagonismo de ser escritos e inmortalizados en algún lado, porque si hay algo que se inmortaliza, para bien o para mal, es la palabra escrita.
Lo que me viene ahora, desde ayer, es un torbellino de sensaciones que no me animo a clasificar como “tristeza”, y es que el día que mis papás se están yendo de mi lado físicamente…lo que me genera la angustia de no haberles podido dar algún dato certero sobre mi futuro paradero, o alguna pista que le diga hacia donde encaminar el GPS para rastrearme…lo que, por supuesto, me cobra internamente, porque es ponerle la firma a que no se para donde cornos estoy yendo…materialmente digo, porque espiritualmente, vidísticamente estoy en una clara búsqueda de la felicidad, que a mi entender es imposible sin la libertad y la autosatisfacción…se me está complicando con la autosatisfacción, porque para eso tengo que ganarme algún fichín que no estoy ganando…pero para eso, primero también debo saber en qué competir…complicado…parece…pero no debe serlo tanto. Simplemente tengo que encontrarle la vuelta a descubrir mi misión en la vida, para encaminarme por ese sendero, y seguir por él libre, satisfecha y feliz…
Me colgué. Eso me pasa porque hace mucho no escribo.
En fin… lo que me generó una sensación muy difícil, fue el asesinato de Facundo Cabral. FB fue mi mentor. Fue la persona que me ayudó a que sea más amena la partida de mi hermano, fue quien me despertó a cachetazos cada vez que le di la posibilidad de entrar en mi mente y mi corazón, a no ser conformista, a cambiar lo que no quería, y a no sentirme tan rara frente al mundo, en esta búsqueda de obtener la  riqueza del necesitar cada vez menos para ser feliz.  Facundo tenía la maravillosa capacidad de enfrentar los preconceptos, trabas y besteras que tanto el corazón como la mente tienen, entrar en nosotros, dejar su mensaje en forma de semilla, y salir airoso, con su tarea cumplida a aprender más del mundo, para enseñarnos más.
Me enseñó a agradecer hasta el pelo que crece en mi cabeza, porque me explicó que hasta eso es un regalo.
Me enseñó que soy rica con todo lo que tengo,  que la muerte no es tanta cosa, ya que nos encontraremos en otro lado, que hay miles de motivos por los cuales agradecer todos los días, que todos los días tengo la opción de cambiar las cosas, y que si no las cambio…será porque no debo…porque la opción está.
Me recordó que tengo la obligación de ser feliz, porque si no amargo a todo el barrio. Me recordó que Dios me puso a cargo a un ser humano, y soy YO misma, y tengo la obligación de hacerme feliz.  Sabiendo esto, decidí poner por un rato mi vida Juppie en el freezer y venirme a intentar un nuevo rumbo en Brasil. Me responsabilizó a mí misma por ser feliz.
Una de sus enseñanzas más importantes fue que mire bien…porque cuando creo que estoy deprimida, en realidad estoy distraída de todo lo que esta hermosa vida monta diariamente para mí.
Fue para mí, la persona más sabia que he tenido la suerte de escuchar.  Muchas veces en este año agradecí a él por hacerme despertar…por recordarme el compromiso que tenía conmigo misma! Me iluminó el camino mucho, no me exigió de más…sólo lo que yo podía dar de más para mí.
Me puse triste por su muerte, pero él se veía tan calmo con eso, después de haber pasado cosas muy duras en su vida, como perder a su mujer y su hija, tener un padre abandónico, dormir en la calle, pasar por un reformatorio, que simplemente creo que se fue caminando a encontrarse, como decía él, con personas maravillosas como Gandhi, Madre Teresa, su madre, su abuela (para quien Facundo era el orgullo, y quien era la vergüenza de la familia).
A Facundo Cabral, mi mentor, que me recordó que no soy de aquí, ni soy de allá, que no tengo edad ni porvenir, y que SER FELIZ ES MI COLOR DE IDENTIDAD, estoy agradecida.
Ahora sí, después de haber pasado por fin a la perpetuidad todo esto que me latía en la cabeza, quizás me duerma…pero es así con los agradecimientos, si no están fuera de uno, están en el lugar errado.
PD:  Si no saben de quien hablo, no se pierdan el privilegio de escuchar a alguien que entendió muuuucho de la vida. Busquen algo de Facundo Cabral...escuchenlo, absórbanlo, y estoy segura que van a estra un paso más cerca de la simplicidad.